I
Con el corazón tañido por relámpagos,
el cosmos en el pecho, el trueno en la garganta
y la primavera en tus ojos de cuatreño,
morirás.
Aun cuando el cuervo blanco sobrevuela tu sima
con el crucifijo de su talle, aun cuando
del estigma de la corona surjan palomas,
las flores sacien el hambre de tu fosa y al odio
lo hechice el invicto resplandor del amor,
morirás.
Y tu muerte no será la del gorrión dormido
cuyos párpados se cierran en la hierba.
Pues hacia ti sube desde un cuadro de Goya
un español.
II
La fatal semilla brota en tu estrella. Tu memoria
en la llama del justo se exorciza. Florecerá
la luz de tu recuerdo en el ayer; tus astas
frondosas del cielo; tus pezuñas;
raíces en la hierba. Y en el toro del futuro
renacerás.
Cuando el árbol bendiga la hoja al viento, cuando
en el humano amanezca el nuevo humano,
y la cizalla busque otro cubil,
volverás.
Volverás de la muerte hacia la vida,
volveras de la sangre hacia las flores
por el puente de muertos de los mártires,
que entregamos nuestro hoy por tu mañana.
(Angel Padilla "La Guadaña entre las Flores")
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